29/10/08

EL PLACER DEL DEBER CUMPLIDO



Tengo ya 9 años viajando sin parar por prácticamente todo el mundo, mi trabajo me ha permitido conocer lugares y gente muy interesante que han ido marcando mi vida de forma muy positiva. Aunque he tenido toda clase de vivencias y experiencias, quiero relatar lo que sucedió el día de hoy, mientras esperaba la salida de un vuelo a la Cd. de México, ya sentado en mi lugar asignado dentro de la cabina del avión.

Ya casi todos los pasajeros habían abordado y era cuestión de minutos para que el piloto diera la orden de armar los toboganes y emprender el vuelo (¡¡ya hablo como si trabajara en aeromexico!!). En eso, la voz de uno de los sobrecargos se escucho por toda la aeronave diciendo el siguiente mensaje: “Señores pasajeros: el día de hoy es el ultimo día de trabajo de uno de nuestros técnicos, Don Eduardo. Don Eduardo se retira de la compañía, después de 40 años de haber prestado sus servicios y de haber dado mantenimiento a nuestros aviones. El se encuentra en este momento en la parte trasera del avión, checando los últimos detalles del último vuelo de su carrera. Démosle por favor un fuerte aplauso…”

El avion se venia abajo con el escándalo que se armo y todos los pasajeros aplaudíamos a rabiar, mientras volteábamos al final del pasillo para ver de cerca de Don Eduardo, quien salía de la cabina trasera, enfundado en su traje gris de faena, con su chaleco a rayas reflejantes y con una sonrisa que no le cabía en el rostro, pero sin poder ocultar algunas lagrimas de emoción en sus ojos. Los pasajeros le interrumpían en su camino hacia la puerta de salida del avión, lo abrazaban, le daban la mano, otros lo deteníamos para desearle éxitos y felicitarlo. Al final del pasillo, ya cerca de la salida, don Eduardo se planta frente a todos los pasajeros, nos da un adiós con su mano arriba y finalmente sale del avión, a terminar con orgullo el deber cumplido por 40 años y a empezar la difícil senda del retiro.

Difícilmente olvidare este momento intenso y emotivo, quizás uno de los mas relevantes que haya tenido la oportunidad de presenciar en mis viajes. Tampoco olvidare el rostro lleno de orgullo y emoción de Don Eduardo. Pero creo que lo que mas grabado me queda de esta experiencia, es la cara del resto de los pasajeros una vez que nuestro amigo abandonó el avión. Y creo que seguramente mi cara demostraba lo mismo que el resto de mis compañeros viajeros, aunque no tenia un espejo a la mano para verme, se que al igual que ellos, yo también me quede con la mirada vaga, pensando y reflexionando sobre lo que acabábamos de ver y de vivir.

No puedo hablar por el resto, pero si puedo decirles algunas de las cosas que pensé durante el vuelo y que me llevaron a escribir estas líneas.

Primero, trate de dimensionar 40 años de trabajo. Yo no los tengo ni siquiera de vida (apenas voy por mis primeros 34), así que este señor ya trabajo lo que yo todavía ni siquiera he vivido.

Segundo, las estadísticas muestran que las carreras profesionales actuales son rápidas, con un promedio de 7 a 9 empleos en una vida profesional activa con promedios de “duración” de entre 3 a 5 años cada uno. O sea, ver una lealtad corporativa de 40 años es casi como ver a una especie en extinción, digno de admirarse.

Tercero, no se como habrán sido los “performance reviews” de Don Eduardo (si duro 40 años puedo intuir que lo evaluaban bien) pero creo que ningún reconocimiento es tan fuerte y profundo como el del agradecimiento de un puñado de pasajeros que reconoce la importante labor del técnico que logra que nuestros vuelos se logren en paz, sin contratiempos. Esos gritos y aplausos que Don Eduardo se llevó el día de hoy, son el mejor premio a un trabajo bien hecho y creo que muchos nos imaginamos si va a ser posible tener un retiro en donde nuestros clientes, compañeros y gente que no conocemos, se quita el sombrero y nos dice “ mis respetos”.

Cuarto, ¿Cuántos héroes anónimos tenemos trabajando en nuestras empresas, en nuestras casas? ¿Cuánta gente se levanta todos los días a hacer un trabajo que impacta aparatosamente nuestras vidas y no nos damos cuenta ?(créanme, para los que viajamos, el que existan técnicos como don Eduardo es un tema de vida o muerte)¿Estamos reconociendo el deber cumplido? ¿Valoramos a los buenos trabajadores? ¿Somos gente que va por el camino de un retiro digno y que cause la admiración del resto de los mortales?

Y quinto, no dejara de impactarme el hecho de que un trabajo bien realizado, con amor, pasion y profesionalismo siempre causara gran admiración y hasta algo de morbo. A los seres humanos nos gusta ver trabajar a otros, si lo hacen con maestría. Uno de mis clientes alguna vez puso un cubículo de vidrios transparentes donde artesanos bordaban y cosian piel para asientos de automóviles. La gente se amontonaba para verlos trabajar. Hoy, todos queriamos ver y saludar a Don Eduardo. Nunca lo vimos arreglar un avion., nunca lo vimos llegar a las 4 de la mañana para empezar su rutina diaria…pero lo vimos hoy, cerrando con broche de oro una carrera digna de admirarse. Y nos causo morbo y admiración a la vez. Y quisimos vernos reflejados en el, al menos por un minuto.

Gracias Don Eduardo por darnos una lección de 40 años de vida en cuestión de 4 minutos. Nada como una fuerte sacudida para poner nuestras vidas en perspectiva y valorar lo que tenemos. Seguramente nunca leerá esta nota, pero no importa, lo que escribí aquí ud lo sintió el día de hoy, al 1000%.

Feliz retiro.

Aureliano

4 comentarios:

Anónimo dijo...

wow....excelente nota, estoy de acuerdo con lo de los "héroes anónimos", existen y ojalá las personas de mandos mas altos "los que dan la cara" no los olviden porque vale más un reconocimiento como el que presenciaste hoy que alguna remuneración económica o algo similar... vivan nuestros héroes anónimos!!! jiji.. saludos!!!, tq, marcela.

Anónimo dijo...

que bonito que nos sirva atodos para valorar a todas las personas que trabajamos cada quien en su puesto todo implica sacrificios, pero al final tendra su recompensa que dios nos de salud para lograrlo. cynthia

Anónimo dijo...

Chief esperemos algún día puedan decir lo mismo de nosotros y salgamos a palmas "Don Aureliano" o "Don Charly" estoy seguro de que lo vemos como una larga carrera pero toda carrera comienza con el primer paso y nosotros pues ya dimos algunos.

Excelente articulo !

Gracias por tu comentario en mi blog, esperemos el alumno supere al maestro algún día

Un abrazo!

Anónimo dijo...

anónimo:
Lección de vida, puede decirse que hasta insuperable, pero no imposible. En mí deja una profunda emoción, soy amante de la Literatura y lo que nos compartes es más que una enseñanza es un monumento al ser humano que se entrega a su labor. Siempre he dicho lo siguiente: LO QUE HICIMOS AYER, NO CUENTA PARA HOY, es decir, ayer cumplí, hoy también y con el mismo ánimo y satisfacción.....