24/12/12

Dí...Siento

He visto a las mejores mentes de mi generación perderse en una marisma de lambisconería, conveniencia, silencio y cobardía, por así convenir a sus nuevos intereses. Lejos quedaron los años de estudiantes, en dónde los admiraba por sus agudas arengas políticas, sociales y religiosas, en las que no se guardaban nada y las palabras fluían con dolorosa, punzante e interesante verdad. Años después, los leo como editorialistas en algunos periódicos o los escucho en vacuos discursos desde sus flamantes posiciones políticas y no puedo evitar sentir una gran decepción, seguida de una reflexión que ahora inspira estas anotaciones.

Y es que si ya de por sí es triste perder la capacidad de sorprenderse, es doblemente lamentable perder la capacidad de SOSTENERSE: en ideologías, conceptos y verdades. Cuando las aberraciones comienzan a verse como normales, cuando lo obvio grita y los oídos ensordecen, y cuando la vista engorda ante el encumbramiento de la franca estupidez forrada en billetes verdes, es ahí cuando se ha perdido la parte más alta, valiosa y diferenciadora del ser humano: la de disentir. Porque al no disentir, no somos diferentes a la oveja que sigue al rebaño sin preguntarse a dónde van y por qué van a donde van.

La vida es muy corta como para ser vivida sin verdad. Y no es fácil, requiere tener valor, pero como todas las cosas que valen la pena, vivir con verdad requiere resistencia...como decía un gran amigo que siempre vivió diciendo lo que pensaba sin cortapisas: "Son carreras, no arrancones".

Se vale disentir, no estar de acuerdo. Se vale enfrentar nuestras ideas con las de las expertos, siempre y cuando nuestro sentido común nos diga que es lo correcto poner un alto a las cosas y los argumentos validados nos den luz verde para el galleo verbal. El experto vive en la delgada y fina linea que divide la sabiduría de la necedad y los errores propios son elusivos cuando se ha puesto esa etiqueta en la solapa que pesa como un lastre: "Experto". De estos hay que cuidarse, porque la soberbia causa más ceguera que las cataratas y hay que vivir en estado de alerta, ya que el ostentar tal estatus algunos vivos pueden lograr que una bola de mierda salida de sus bocas se convierta en doctrina.

Disiento. Vaya palabra. Está formada por dos sílabas: Co-Jones. Sí, esos que con los años o se asientan o se regresan a anidar en las entrañas. Valor para enfrentar, argumentar y no dejar que otros hagan de la mentira y el engaño una verdad generalizada. Se necesita valor para decir NO ESTOY DE ACUERDO. Se necesita inteligencia para decir: POR ESTO, POR ESTO Y POR ESTO. Y se necesita pasión para decirlo: AUNQUE SEAS QUIEN SEAS.

No se trata de ganarse fama de buscabullas, reventador, inadaptado o revoltoso. Se trata de abrir caminos en la conciencia de los que se toman un minuto para escucharnos. Cada oportunidad de enderezar entuertos y de aclarar brumas debe ser aprovechada y respetada como única y de alta valía. Quedarse callado para ganar un contrato, alabar a un gobierno que ha sido una mierda para no quedarse sin empleo...o sin vida, besar culos para lograr esa ansiada posición corporativa aunque en ello se vaya la dignidad y el alma, no es de gente bien nacida y tarde o temprano revienta en la cara. Mas vale una vez colorado....que mil descolorido.

"La política es el arte de comer mierda sin hacer gestos", decía un buen amigo abogado. Y Francamente, no es el sabor que quiero tener en mi boca. Yo disiento porque puedo, porque debo y porque sé. No es el camino fácil, pero es el camino que elegí seguir. La vida al final, dará la razón a quien la tenga. Y al final disiento, porque mi corazón me grita: Dí... siento.

Siéntanse libres de disentir.

Do Something!

Aureliano García





9/8/12

VENDER PARA CONTARLA

"Nos encanta comprar, pero detestamos que nos vendan".

Mmmm.

La cita sigue siendo válida, pero cada vez para menos personas. Confieso que la viví y la usé por muchos años como cliente, como vendedor y como coach de ventas.

Pero hoy, ya no me satisface.Ya no me la creo. Le perdí la Fe.

Muy dentro de mí, allá en donde Freud encontraría a mi más primitivo Id,  YO QUIERO QUE ME VENDAN. Estoy esperando, sin concederlo tácitamente, que la marca, la mercadotecnia, el producto y sobre todo, el personal que me está atendiendo, salga unos centímetros fuera de sus niveles de mediocridad para hacerme ver que comprarle a ellos es una decisión que me hará sentir mejor, más inteligente, más guapo y articulado ...o al menos, me hará sentir menos bruto al dejarles mi dinero en el mostrador. Quiero que me sorprendan.

ADVERTENCIA:

Antes de que los merolicos, stalkers, perseguidores de pasillo, traba puertas con el pie, pseudo intento de vendedores (Para más detalles, favor de ver la fotografía que ilustra el documento) brinquen de alegría y hagan danzas tribales festejando que ya pueden abordar al cliente y joderlo hasta el cansancio con su "script" de ventas, el cual se aprendieron tomando mil pastillas de Sukrol para poder, ahora sí,  "perseguir la chuleta" sin olvidarse del guión, hago una observación importante: QUIERO QUE ME VENDAN....COMO DIOS MANDA. Así qué, lamento decepcionarlos: No hay atajos en el mundo de las ventas.Pero eso, ya lo sabían, ¿Qué no?. Habiendo aclarado el punto, continúo:

Durante siglos y hasta hace un par de lustros, siendo el mundo un mercado exclusivo de vendedores, los clientes huíamos de los procesos de venta acartonados y falsos a los que nos enfrentábamos en diferentes establecimientos: "Hola, ¿en que lo puedo ayudar?, tenemos las fragancias Siete Machos en oferta para usted y las chalinas de Pericoapa a mitad de precio para la damita". Una línea insufrible. Patética. Movió al mundo por años. Not anymore.

En los últimos 10 o 15 años, todo cambió. Los clientes tomamos el control, nos informamos mejor, comparamos en linea y a tiempo real, dejamos de hacer casos a los tristes anuncios de la TV y los periódicos y empezamos a infiltrarnos , todos juntos, en el lado oscuro de las ventas. Le damos más valor a los comentarios de la gente real que a cualquier otra referencia. Aprendimos las tácticas de ventas de todas las industrias y aprendimos también como vencerlas. Aprendimos las estrategias y como obsolescerlas. El poder de los clientes en las redes sociales sobre las empresas que se atreven a usarlas y a ser absolutamente vulnerables a los comentarios y trolleo intenso cuando se equivocan en el servicio que dan, es inconmensurable. Casos de empresas que desaparecen, se hunden en el fango de la mala reputación o que se encumbran como reyes de la cercanía, surgen a diario en Twitter con las consecuencias que ya todos conocemos. El cliente está al mando, tiene el poder y sabe como ejercerlo con resultados bestiales, positivos o negativos, en cuestión de segundos.

Y como clientes informados, enterados de características y beneficios de los productos que pensamos adquirir, conocedores de las posibles técnicas que un vendedor puede querer aplicarme para "cerrar" el trato, llegamos al piso de ventas a enfrentar una batalla que ahora se libra en igualdad de circunstancias.

Así pues, el papel del vendedor se redefine, se transforma y se convierte en un factor determinante para que la decisión que vamos a tomar sea a su favor o en su contra. Aquí no hay momentitos, la guerra es brutal y no hay empates.

Y es entonces donde entra la nostalgia: "Véndeme algo, compadre", piensa nuestro comprador cerebro primitivo. "Sorpréndeme, dime algo que no sepa", anhela nuestro gastador corazón compulsivo. Házme darme cuenta de lo chingón que eres, dice nuestro retador espíritu combativo.

Muéstrame tu tienda, tu línea de productos, sonríe sinceramente, rétame un poco, pregúntame cosas, preséntame al Gerente y si tú eres el Gerente, trátame como VIP. Díme como mejorar mi compra, ofréceme beneficios adicionales, dame opciones, muéstrame los financieros de nuestra transacción, déjame muy claro como localizarte y contestame si lo hago, hazme creerte, confiar en tí y déjame callado con tu actitud, aptitud, energía y ganas de servir.

Hay que vender para contarla. No más trucos. No más caminos tortuosos. Véndeme francamente, sin miedos ni titubeos. Yo, como cliente postmoderno en el que me he convertido, te lo agradeceré.

Do something!

Aureliano García






18/6/12

TOGA Y BIRRETE

22 meses pasaron desde que escribí Oasis de Diversidad.


Escribía a toda prisa, tratando de no perder detalle de todo lo que ocurría en esa antigua base aérea de Glendale, Arizona, convertida desde hace ya varios años en el campus de una de las escuelas de negocios de mayor prestigio a nivel global: Thunderbird School of Global Management.


Empezaba un MBA, doce años después de haberme graduado, algo oxidado pero con ganas de retarme a mi mismo y matar el hastío en el que iba cayendo en esa época. Escribía con ilusión, con adrenalina y ¿por qué no decirlo?, con una dosis moderada de miedo a la aventura con la cual me estaba enfrentando.

22 meses, a dos de tres caídas con límite de tiempo. Estoy seguro que ninguno de los mas de 180 compañeros de mas de 20 países que estábamos ahí, nos imaginamos la clase de aventura que viviríamos en los siguientes 2 años. Personalmente, no creía en los posgrados, siempre me consideré autodidacta y consideraba el gasto y el esfuerzo una pérdida de tiempo y un exceso de vanidad profesional. Estaba equivocado. Definitivamente, ponerle método a la adquisición de nuevos conocimientos crea disciplina y obliga a pensar de manera distinta. Obliga también a vivir de manera distinta.

Conforme pasan los semestres, aumenta el grado de dificultad, no solo en lo académico, también el ámbito personal empieza a trastocarse. Los fines de semana de clases son demandantes, las tareas y las lecturas se acumulan, los exámenes crispan los nervios, la tensión crece y la competencia, siempre amigable, está ahí, eternamente presente. Hay que robarle a la familia y a los amigos el tiempo valioso que dedicamos a disfrutar de su compañía. Hay que sacar horas de donde no hay para estudiar, participar, estar ahí, presentes. Un viaje de estudios para terminar la primera mitad inyecta de nuevo esa gasolina para terminar el grado. La meta está más cercana, y como un espejismo, a veces se siente inalcanzable.

El grado no se alcanza solo, hay pilares importantes que sostienen el alto nivel desgaste físico y mental que implica terminarlo. El primero y el más importante, el apoyo de la familia. El constante soporte de mi esposa, la sonrisa de mi hijo y el grito de "Papi" con su vocecita de año y medio cuando me escuchaba llegar ya tarde a casa después de clases, siempre es un motor que impulsa a cerrar el ciclo, a llevar a buen puerto lo empezado. El apoyo de mis padres y hermanas, siempre animando y siempre seguros de que  no les vamos a fallar, es también un compromiso que cala hondo. La amistad y compañerismo de los amigos que se crean en este periodo dentro del salón de clases, es quizás, el activo más importante que nos llevamos de la experiencia: una complicidad grupal que durará toda la vida.

Y finalmente, llega  el día esperado: La graduación. La ceremonia. El ansiado título. La toga y el birrete confirmando que el reto ha sido superado. Y lo más importante, la reflexión final de lo que significa este momento:

La toga y el birrete no imponen un grado. Imponen una enorme responsabilidad sobre nuestros hombros. La responsabilidad de actuar y hacer de nuestro mundo un mejor lugar. La responsabilidad de   ser mejores profesionales, mejores seres humanos. El privilegio de una educación superior no puede quedarse en el ámbito personal, sería mezquino hacerlo y dejaría en duda nuestra condición de ciudadanos del mundo. Cae sobre nosotros el peso de hacer la diferencia, de marcar el camino, de defender a los que no pueden hacerlo, de responder civilmente por nuestras acciones, de velar por tener mejores países, mejores gobiernos, mejores empresas, mejor calidad de vida para los que nos rodean y ponen su fe en nosotros. Responsabilidad para señalar sin miedos las injusticias y para apoyar sin reparo al talento que nos rodea. Responsabilidad de devolver a nuestras familias y amigos los 2 años que les robamos. Responsabilidad de devolver con acciones puras y duras al mundo la oportunidad que tuvimos de aprender, de crecer y de valorar las cosas importantes.

El oasis de diversidad resultó ser una cuna de líderes y una delta de tierra fértil en donde hemos quedado sembrados para dar fruto. La toga y el birrete pesan más sobre nuestros hombros, curiosamente, después de haberlos retirado y guardado en un lugar especial de nuestra casa y de nuestros corazones. La toga y el birrete no son nuestros, se nos han dado en prenda como un símbolo de la responsabilidad que hemos decidido aceptar.

Que sean pues, la toga y el birrete, nuestra lanza y espada. Es tiempo de accionar.

Felicidades T-Birds.

Do Something!

Aureliano García




1/5/12

LA MEDALLITA

Una fecha significativa la del 1ero de Mayo. En primer lugar porque la gran mayoría festeja el Día del Trabajo  SIN TRABAJAR. En segundo lugar porque el trabajo sigue siendo un tema mítico: "Es tan malo, que hasta te pagan por hacerlo" o "Si haces lo que te gusta, no tendrás que trabajar por el resto de tu vida" ...y demás frases baratas que reflejan los 2 extremos del espectro.

Ud sabrá , estimado lector, el valor y la importancia que le da a sus actividades diarias. Como dice mi buen amigo Horacio Marchand: "Si sale usted de su casa hacia su pasión o su prisión, en su salud hallará la respuesta". De eso no hablaré hoy. Hoy me referiré a un tema que todos hemos visto o vivido, algunos practicado, pero del cual se habla poco seriamente, quizás por su naturaleza mezquina y vergonzosa.

¿DE QUIÉN ES EL TRABAJO?

Encuentro fascinante y repugnante a la vez, el juego muy mexicano de llevarse los honores de la conclusión de algún tema sin haber realizado ningún esfuerzo. Extrañas revoluciones se dan en medios corporativos y gubernamentales para salir en la foto y llevarse el crédito de algo que le costó a alguien más su tiempo, trabajo y esfuerzo.

La batalla por "Colgarse la Medallita",  arrecia cuando los proyectos están por terminarse de buena manera. De pronto aparecen personajes tenebrosos que, a hurtadillas, han observado el desarrollo de los hechos sin meter una sola mano, a veces poniendo obstáculos para que el trabajo no se logre, y una vez viendo sus esfuerzos malvibrosos echados a perder, saltan a la escena a tratar de robar cámara con falsa sonrisa y abrazo decadente. 

También son aspirantes a medallistas los holgazanes, los que siendo parte del equipo no dieron lo mejor de sí, no se aplicaron y no respetaron a los demás. Los Huevones, por ponerlo en mi mejor francés. Pero eso sí, a la hora de los honores, son los primeros en la foto, en mandar el mail de agradecimiento al resto, en contar como "sufrieron" para obtener este logro tan importante.

Otros medallistas muy jocosos son los que deciden bajarse del caballo a medio río. Los que se ponen flotadores, se bajan del caballo y dejan al equipo a su suerte. Es un hecho confirmado que a los rajados ni Dios los quiere, y menos cuando el caballo llega a la otra orilla, a base del esfuerzo y pasión que los demás le pusieron a la loca empresa de llegar hasta el final, y de pronto, ahí aparecen los desertores, listos para obtener las lisonjas de los desinformados, con una chabacanería que solo puede ser solventada por la poca clase y la baja ralea de su educación y pseudo valores.

Y por último, las medallas colgadas en el saco del líder. El que olvida al equipo, el que por ostentar una posición jerárquica de altos vuelos considera que merece llevarse el crédito completo de la acción de otros. Ah! la paradoja eterna del que maneja un grupo: quedarse con los trofeos o dar un paso hacia atrás para que su equipo saque el mejor ángulo en la foto del éxito final. La respuesta no es difícil, es la naturaleza humana la que la vuelve complicada.

El trabajo es del que lo realiza, del que lo gestiona, del que se remanga la camisa y se mete hasta el fondo de los temas. El trabajo es del que lo disfruta minuto a minuto, del que lo conoce a fondo, del que se informa, del que lo defiende, del que ve en la misma naturaleza del mismo, una buena razón para levantarse todas las mañanas. El trabajo es del que puede dormir con la conciencia en paz por las noches, con la satisfacción del deber cumplido. El trabajo, también, sabe quien fue su creador y tarde o temprano, las medallitas mal colgadas se pudren, los honores regresan al que los merece y las cosas vuelven a su sitio natural. 

El trabajo enaltece; el robo del mismo, envilece.

Y por el solo trabajo que cuesta leer mis tonterías, hoy el trabajo, es de ustedes.

Do something!

Aureliano García.


28/3/12

ANULAN, SANCHO...

No soy analista político, tampoco pretendo serlo. Sin querer sonar como el decrépito y nefasto intento de anuncio del también intento de actor, Héctor Bonilla, puedo decirles que "Solo soy un ciudadano".

Solo soy un ciudadano que ha votado en TODAS las elecciones en las que ha tenido derecho a concurrir desde que cumplió la mayoría de edad. Soy un ciudadano que paga impuestos puntualmente, no evade al Fisco y que puede mencionar sin titubeos los 3 libros más importantes que han marcado su vida.

Durante casi 18 años de vida cívica, he votado por 2 presidentes de la República que han dejado mis expectativas en niveles de profundidad que ni Pipín Ferreras ha logrado alcanzar en sus inmersiones en el oceano. He visto a Gobernadores como Rodrigo Medina destruir un estado antes próspero y seguro como Nuevo León, a Fernando Larrazábal ser premiado con una senaduría plurinominal por no hacer NADA por Monterrey y por salvar a su hermano, el vende quesos, de sus trácalas en los casinos de la ciudad. He visto a Pedro Ferríz de Con llegar al congreso con mas de 6 millones de firmas exigiendo la desaparición de la mas alta ralea de zánganos, los pluris, ser ignorado olímpicamente por la banda de canallas que "legislan" en el país. He visto mucha política y puedo afirmar que he visto lo suficiente. He votado lo suficiente. He aguantado lo suficiente.

También, me he fastidiado un poco de ver la cara de desaprobación, ojos en blanco, cuchicheos y una que otra bofetada y escupitajo cuando respondo "Lo voy a ANULAR" a la pregunta incómoda y de mal gusto que mucha gente hace: "¿Y por quién vas a votar?". (La respuesta automática que llega a mi mente es: ¿Qué carajos te importa?") Pero ante la insistencia, confirmo: LO VOY A ANULAR.

Si usted, estimado lector, es de los que piensa que anular el voto va a ayudar al PRI o que es una forma ñoña de protestar, pare de leer. Lo que sigue no le va a gustar. Pero, si sus sinapsis neuronales aun funcionan medianamente bien, puede seguir leyendo.

Ojo: ANULAR no significa "No voy a ir a votar". Por supuesto que iré, haré fila, tomaré mi sobrevaluada crayola negra seguramente comprada por 100 veces más que su valor original, gracias a los proveedores cuidadosamente escogidos por los patanes del IFE, entraré en la casilla y tacharé completamente la boleta. Luego, iré a la mesa a que me unten el dedo con tinta indeleble, esperando que no me carcoma la piel o que para las 12 del día no haya desaparecido como desaparecen nuestros impuestos en forma de bono, en las bolsas de los funcionarios de la institución "organizadora" del evento. Aclaro, que aunque no carecería de argumentos para hacerlo, mi anulación no obedece únicamente a los temas descritos con anterioridad y que han formado mi juicio sobre el tema. La anulación obedece -y es que hay que verlos para creerlos-, a la humillante y paupérrima calidad tanto intelectual como humana de los personajes que se esgrimen como la esperanza de México, los salvadores del país, los adalides de la democracia, las florecitas del pantano. Y aunque dicen que Dios no castiga 2 veces, aquí nos ha dado cuatro hostias monumentales entre ceja y oreja.

No hay que ser un genio para darse cuenta de que, a menos que se registre un magnicidio, Enrique Peña Nieto será el próximo Presidente de México. 30 puntos de ventaja en las encuestas, un operativo mercadológico trabajando 24/7 para él, Televisa en descarado apoyo a su campaña, el grupo Atlacomulco y Carlos Salinas, blandiendo al ungido al que han (mal) entrenado por años para recuperar Los Pinos. Es una estructura difícil de romper. Pero el hábito no hace al monje. No hay peor enemigo para Peña Nieto que ÉL mismo y su acartonado estilo verbal y cerebral. Hecho a base de scripts, con niveles de improvisación e ingenio vergonzosos para cualquiera que se digne de ser un buen  mexicano, y con niveles de cultura bastante cuestionables, el candidato del PRI es un dinosaurito encopetado, protagonista de telenovelas rosas e historias de terror y misterio entrelazadas que mortifican a los letrados y enamoran a algunas señoras. No saber de que se murió el amor de tu vida y no responder por hijos regados es algo que no pienso juzgar, esa es su bronca, pero ¿si no te preocupa que  tu sangre coma bien, qué carajos te va a preocupar el salario mínimo de la gente o los quehaceres de la señora de la casa?:  VETADO.

Es más fácil que un rico entre por el ojo de una aguja a que el que esto escribe le dedique su voto a la señora Josefina Vázquez Mota. Un personaje gris de la política mexicana, perrito fiel del presidente en turno, con graves trastornos psicológicos que evidentemente afectan su nivel pensante y se refleja en entrevistas donde aparece sedada o ebria, en donde sonríe como una demente ante un estadio vacío el día de su toma de protesta y sale a los medios a decir: "Yo lo ví lleno". Definitivamente, Someone flew over the cuckoo's nest. Exhibicionista de joyas finas, aviones y helicópteros privados y ropa de High Couture, Josefina es una de las peores decisiones que el PAN ha tomado en los últimos años. Sus declaraciones son una sucesión de eventos desafortunados que ni Lemony Snicket hubiera podido imaginar.
Pareciera que en el PAN quisieran salirse ya de Los Pinos y regresar por un rato a la bancada opositora, donde es mucho más fácil vivir la vida loca y no tener que responder por 70,000 muertos y una guerra perdida desde el papel, entre otros jocosos detalles. Josefina es la opción del PAN para salir de Los Pinos. Olvidan que la historia no perdona y que estos 12 años de gestión saldrán a relucir más de lo que quisieran en los debates camarales, aun siendo oposición. Por cierto, Josefina, ¿Quién paga el avión privado? :  VETADA.

De Andrés Manuel López Obrador hay poco que decir. El ya fue el Presidente Legítimo de México los últimos 6 años, lo cual lo excluye de la contienda ya que en este país no hay reelección. Además, un izquierdista con un estilo de vida de repúblicano de Maryland, pues como que no hace mucho sentido. Ya nadie le cree lo del Tsuru, porque le queda chico a sus mansiones de Interlomas y otros exclusivos sitios de la ciudad. Además, el hombre está quemado, muy cansado, más gastado que llanta de primer coche de Junior con influencias. Por favor, ya retírenlo: VETADO.

Y bueno, nos queda Gabriel Quadri. Lo menciono porque siempre me han caído bien los atizados, los que se fuman el pasto y cuentan la experiencia en Technicolor. Pero, desafortunadamente mi querido Gabriel, un Títere no puede ser presidente, al menos no tan descaradamente. Deseo fervientemente que la falta de votos le quite el registro a un partido que chupa y succiona recursos del erario para sobrevivir y que se resiste a dar la gracias, disculparse e irse. VETADO, hermano falso de Charly García: VETADO.

Esta es la caballada: Enjuta de carnes, cual Don Quijote.

No es justo para México escoger "El menos peor". Esta es la gente que dictará leyes, establecerá programas, combatirá el crimen (Si es que se puede combatir la propia esencia), nos representará en el extranjero con niveles de inglés que no servirían en una entrevista de trabajo en el mundo real, ni siquiera para cubrir un entry level. Como mexicano, me opongo a que cualquiera de estos 4 palurdos sean mis representantes. NO tienen capacidad para gobernar México y es en mi opinión, una gran irresponsabilidad elegirlos y empoderarlos con un voto a favor.

Así pues, elijo no elegirlos. Me divierte la idea de un resultado que arroje ingobernabilidad y que obligue a una búsqueda de nuevos candidatos. Me divierte aun más la idea de una reforma constitucional en donde se establezca un perfil mucho más robusto para poder ser Presidente de la República. Me divierte porque sé que no va a pasar hoy, pero estoy seguro de que en algún momento, México llegará a tener un nivel de madurez en el cual, si las opciones que se le presentan le desagradan, podrá decir "No, gracias. Next." sin ningún tipo de remordimiento cívico o moral. Ojalá me toque ver a ese México, el que cuestiona y confronta, el que no se vende por una despensa, el que entiende su posición dentro de la vida democrática y no se conforma con el próximo bandido, solo porque "Así lo dispuso el IFE y los partidos políticos". Ojalá me toque ver al México de candidaturas ciudadanas independientes que no necesiten llenar de plástico la ciudad y de mierda la TV para allegarse votantes, porque la honestidad, la verdad y la altura de miras son las que deben hacer el trabajo de arrastre.

Solo soy un ciudadano y este año, en la casilla, tomaré la acción cívica más importante de mi vida como votante: Anular mi elección.

Que así sea.

Do Something!

Aureliano García