26/10/10

VERBO BISMOL

No son difíciles de detectar.Y es que QUIEREN ser detectados.

Aparecen cuando menos se les espera: en una sala de juntas, en un curso, en una convención, en un evento social asignados a nuestra mesa o en alguna empresa "educando" a esa horda de ignorantes (en sus mentes) llamados clientes.

Lo inevitable sucede cuando vemos aparecer los síntomas que los caracterizan: La mano levantada en momentos inapropiados tratando de hablar, el tono  que denota la actitud de "el mundo no me merece, pero no hay más", la interrupción desesperante debido a su incapacidad de poder escuchar en silencio una buena idea que no haya salido de su boca, la descortesía de hablarle al de al lado mientras alguien más interrumpe los momentos en los que ellos podrían estar ilustrando al mundo con su parsimoniosa voz, la mirada condescendiente y "perdona vidas" dirigida a los que osan estar a su lado y el ocasional par de ojos en blanco causado por la desesperación de oir otra voz que no sea la propia. Su silencio dura poco y se extraña por lustros.

Su mayor triunfo es cuando finalmente consiguen hablar y empieza el show: Una cascada de palabras huecas pero rimbombantes, de anglicismos que harían rabiar a los mejores representantes del TexMex, discursos eternos sobre términos y tecnicalidades absurdas que suenan importantes ante el oido poco entrenado. Es un show digno de admirarse, como máximo, una sola vez. Desafortunadamente, el contenido del mensaje que emiten, es falso y tan valioso como la fama de un político. Nulo. Denigrante para emisor y más aun, para el receptor.

Son los Verborréicos. Un gran disgusto conocerlos.

Por si alguien aun no los ubica, háganme un gran favor. Lean el siguiente párrafo con la voz mas prepotente que tengan, si tienen a la mano una bolsa con papas de tamaño mediano, métanse una o dos en la boca para el efecto alcúrnico, tuerzan los ojos a manera de mostrar la fatiga que les causa tener que decir cosas tan obvias pero que el vulgo no entiende y al leerlo, traten de voltear a ver a sus interlocutores con una sonrisa falsa y brillante solo por segundos, para no perder el ensimismamiento que les causará el electrizante sonido de su voz:

¿Listos?...¡VA!

"Estimados peers (léase pirsss): Es básico que hagamos un break out session (léase breic-aut-sechon) para determinar los niveles óptimos del P&L (léase pí-en-el) y definir los targets (léase Tar-Guets) para alinear la estrategia con el mission statement (léase michon-esteitment) de nuestro equipo, obvio, haciendo un benchmark contra las best practices del mercado en cuanto a BTL (léase bí-ti-el) y CSI (léase cí-es ai) y así hacer un business plan con el outline del best option que elijamos".

No, no fui a California y me drogué legalmente.Tampoco lo hice ilegalmente en éste México acribillado no solo por balas sino por mamarrachos verbales. (Solo para aclarar).
Esta conversación sucede a diario. Hay miles de ejemplos diferentes. Alguien tiene el nervio de vomitarla y algunos tienen el nervio de soplársela completa sin decir una palabra. Es , por decir lo menos, triste.

Este tipo de lenguaje cifrado y oscuro, es muy comun en consultores de empresas, mercadólogos, los famosos "creativos" de empresas de diseño o de publicidad, altos directivos en puestos sin oficio ni beneficio pero con títulos que casi logran hacernos creer que sirven para algo. No se salvan uno que otro médico, abogados, NiNis y por supuesto, el hipster ocasional.

Personalmente, en términos lingüisticos, no puedo negar que me entretiene escucharlos, me hacen reir sus intentos fallidos de creer ser algo que no son y que por cierto, está a distancias más lejanas que la distancia que separa la coherencia de su boca (Creo que años luz es la medida que estamos buscando en este caso). Los verborréicos son como una rata de tienda de mascotas:  Es entretenido verlas desde afuera, atrás del vidrio, pero jamás de cerca y nunca, pero nunca, alguien en su sano juicio los metería a su casa ( u oficina).

Un verborreico daña la reunión. Un grupo de verborreicos jode la empresa. Un ejército de verborreicos forma el Congreso de la Unión. La secuencia es clara.

Hablar así no indica inteligencia aunque haya quien piense lo contrario. Hablar así expresa un profundo sentido de inferioridad y un terror a ser expuesto como un ser humano normal, con defectos y virtudes (Con amor y desamor...perdonen, esa ya es una canción). No necesitamos toneladas de basura verbal en nuestros encuentros diarios. Necesitamos franqueza, claridad y sencillez. En mi opinión, el mayor lujo está en manos del que puede usar la palabra a tal grado que reyes, villanos, ancianos e infantes puedan entenderla y nutrirse de ella.

Ante un verborreico solo hay dos opciones:

1) Callar, escuchar ( o divagar mientras se oye) e ignorar.
2) Enfrentar al confundidor profesional y pedirle, que en cristiano, explique su bravata.

Yo opto por la segunda. Si verlos hablar es un show, verlos desenmascarados es subir el nivel a estatus de Cirque du Soleil.

Hay una tercera y la dejo para los farmacéuticos: Inventar una solución para la diarrea verbal. Quizás puedan llamarlo: Verbo Bismol.

 Aureliano García

2 comentarios:

Ari dijo...

jajaja excelente medicamento, aplica con los presumidos y los negativos también!!!

Aureliano García dijo...

Gracias Ari,

De acuerdo, aplica para un espectro bastante amplio de personajes!!
Saludos y gracias por pasar al blog.

Aureliano