VERDE QUE TE QUIERO VERDE

Dar las cosas por sentadas, es el principio de la debacle. Y por muchos siglos, los seres humanos dimos por sentado que nuestra casa, nuestro planeta, estaría aquí para siempre, sano, fuerte y vigoroso. Pensamos que podíamos destruir, ensuciar, talar, contaminar, hacer pruebas atómicas a diestra y siniestra, y no obtener de parte de la naturaleza, una bofetada (por no decir un ramalazo) en la cara y un serio ¡hasta aquí! de un planeta cansado, gris y hastiado de ser victima de una de las peores plagas que lo han azotado por años y años: la raza humana.

Y esta debacle que iniciamos años atrás, nos ha alcanzado. Lo vivimos a diario: Niveles de contaminación inauditos en las principales ciudades del mundo, aumento en la temperatura que ya nos ha dejado sin invierno en algunos lugares del mundo y que nos hace sudar y maldecir cuando a las 6 de la mañana ya estamos con la fresca de los 34 grados. Ríos contaminados e inservibles. Derrames de petróleo que nos dejan con imágenes de aves renegridas y peces muertos. Millones de Hectáreas devastadas por la avaricia de los taladores clandestinos. En fin, cada día que nos despertamos nos recibe un mundo dolido y harto de que lo maltratemos. Y nos lo grita en la cara de mil maneras diferentes. La hora de despertar y hacer algo ha llegado.

Hay una frase que dice “No puedo cambiar el mundo, pero si puedo cambiar MI mundo” y creo que ese es el quid del asunto. Salvar la tierra se logrará con el esfuerzo que cada individuo haga por mejorar su propio mundo. Yo no puedo detener un glaciar que se esta derrumbando porque subió la temperatura global, pero si puedo empezar a reciclar la basura que se genera en mi casa y puedo empezar a escoger productos de empresas que se preocupan por el ambiente y puedo dejar de tirar basura en la calle, hacer rondas para el trabajo, invitar a mis vecinos a unirse a campañas por el ambiente, en fin, puedo involucrarme.

Los esfuerzos individuales deben ser emulados por las grandes corporaciones. Las empresas tienen una obligación moral con la sociedad y con el planeta de ser activas en los temas de responsabilidad social. Y me refiero no solo a los temas ecológicos, sino también a los asuntos en los que las empresas puedan ayudar para mejorar la calidad de vidas de comunidades de menos recursos, para ayudar a becar a niños cuyos padres no pueden pagar sus estudios, para apoyar a instituciones de beneficencia, para dejar un mundo mejor de cómo lo encontramos. Una empresa involucrada en el tema de Responsabilidad Social es una empresa que quiere sostenerse en el tiempo, pero sin ser un foco de destrucción, sino un punto de creación de bienestar común. Es tiempo de empezar a mover nuestros hábitos de consumo hacia empresas que muestren aprecio por el mundo y devuelvan a la comunidad algo de lo que han ganado.

Así pues, todos somos parte de esta gran aldea y ninguno tenemos pretexto para “zafarnos” de la responsabilidad de cuidar nuestra casa. Los únicos exentos serán los que se mueden de planeta y creo que no son muchos. Todos los demas, pongámonos las pilas y empecemos a trabajar por dejarle a nuestros hijos un mejor planeta y una mejor calidad de vida.

Ahora si, la cosa se puso VERDE!

Aureliano García